La UNESCO reconoce algunas reservas ecológicas como Patrimonio de la Humanidad, bajo el nombre especial de Reserva de la biosfera. En los planes de manejo más estrictos, existen zonas protegidas donde el ingreso de humanos esta totalmente prohíbido, como es el caso de la Reserva de la Isla de Fernando de Noronha en Brasil. En algunos países, las reservas ecológicas llevan el nombre de Parque Nacional y ahí los planes de manejo pueden llegar a ser más flexibles permitindo una diversidad de actividades humanas que puden incluir el excursionismo, la caza y la pesca.
Las reservas ecológicas en casi todo el planeta han estado bajo mucha presión recientemente, pues la expansión de zonas urbanas y las actividades comerciales las ponen en riesgo. Una de las presiones mayores son para la apertura de carreteras y caminos que las crucen, como es el caso de la Reserva del Parque Iguazú, en Brasil y la Reserva del Pedregal de San Ángel, en México. La circulación de vehículos automotores dentro de las reservas ecológicas es una de las mayores fuerzas destructivas, pues la cinta asfáltica agrede el suelo y lo erosiona, los vehículos atropellan animales y dividen territorios de animales de manera artificial. Otra gran presión que sufren en la actualidad las Reservas Ecológicas son la invasión de fauna doméstica (perros, gatos, etcétera), la deforestación clandestina, la caza furtiva y la sobre explotación turística.
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