Toma consejo en el vino, pero decide después con agua Benjamin Franklin
Creo que muchos de nosotros conocemos el famoso momento de Bruce Lee explicándonos cómo podemos adaptarnos a los problemas de la vida.
El agua es un gran ejemplo para todos nosotros, es cierto. Ya es muy significativo, desde luego, que seamos en gran parte agua, en nuestra composición química: pero no sólo es eso. La capacidad de fluir, es decir, de adaptarnos a las cambiantes circunstancias que conviven tanto dentro, como a nuestro alrededor, debería ser uno de las asignaturas claves en nuestro devenir vital…
Y es que hay veces que, simplemente, no podemos oponernos. Como muy bien se pone de manifiesto con los modernos descubrimientos de física cuántica, no somos nada independientes del mundo que nos rodea, e incluso pensamientos y opiniones son capaces de cambiar nuestro alrededor de una forma que no habíamos imaginado hasta ahora.
El desear que algo ocurra, por ejemplo, es una de las herramientas más poderosas para lograr que suceda. Y eso nos lleva a la capacidad del agua para adoptar cualquier forma: si deseamos que algo suceda, debemos sintonizar con ese suceso, fluir, desearlo, incluso amarlo: porque amar a algo, a alguien, también es una manifestación del Amor que deberíamos sentir, en primer lugar, hacia nosotros mismos.
Si nos amamos, todo será más fácil a nuestro alrededor, y seremos capaces de adaptarnos a las partes más dulces y profundamente amables de nuestro entorno.
… pero no todo en la vida es filosofía, amigos y amigas. He encontrado un delicioso video sobre cómo ésta enseñanza tan profunda se adaptó a la mentalidad española.
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