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18/8/10

Conferencia sobre energía limpia en Washington

Las principales economías del mundo, reunidas en Washington en una conferencia sobre energía limpia, se comprometieron a reducir el uso de los grandes "devoradores" de electricidad como los televisores para ahorrar la producción de 500 centrales eléctricas.

Los ministros de Energía y altos funcionarios de 21 países, entre ellos Estados Unidos, Francia, China e India, se reunieron en la capital estadounidense por invitación de la administración Obama, con el objetivo de dar un impulso al desarrollo de fuentes de energía limpia. En el segundo y último día de la reunión, el secretario norteamericano de Energía, Steven Chu, indicó que los participantes se habían puesto de acuerdo en 11 iniciativas para promover las fuentes no contaminantes. Chu manifestó su esperanza de que esta hoja de ruta permita ahorrar la energía que producen 500 centrales eléctricas de capacidad media en los próximos 20 años.

En esta cumbre "tomamos conciencia de que colaborando podemos llegar más lejos y más rápido que trabajando separados", informó Chu a los periodistas. "Si continuamos reaccionando sólo ante las crisis inmediatas sin anticiparlas, tropezaremos de nuevo con la misma piedra", explicó el secretario en conferencia de prensa.

Una de las propuestas consiste en instar a los países participantes a encontrar la forma para que los aparatos electrodomésticos como televisores y refrigeradores, consuman menos electricidad. Estados Unidos, Japón, India y la Unión Europea prometieron involucrarse en la iniciativa.

Otro punto en el que los participantes llegaron a un acuerdo consistió en modificar las normas de construcción para que los nuevos edificios consuman menos energía. Actualmente los edificios de gran tamaño -como los inmuebles de oficinas y fábricas- consumen la mitad de la energía en el mundo.

Las naciones presentes en la cumbre también se comprometieron a intercambiar sus ideas y reflexiones sobre el desarrollo de vehículos eléctricos. También colaborarán en la puesta en funcionamiento de "redes inteligentes de distribución de electricidad", que se supone que satisfacen mejor la demanda de los consumidores.

Por su parte, Gran Bretaña y Australia prometieron desarrollar el procedimiento de "captación y reserva de dióxido de carbono", que permite reducir las emisiones de ese gas de efecto invernadero. "Se trata de tomar medidas concretas. No se trata de un posicionamiento filosófico", explicó Steven Chu.

A pesar de que la reunión fue organizada con el objetivo inicial de intercambiar ideas sin abordar la cuestión del financiamiento, varios países anunciaron que pensaban aumentar los recursos dedicados a la investigación y el desarrollo. Chu anunció que el volumen total que los participantes dedicarán a la investigación asciende a "centenares de millones de dólares".


Google firma un acuerdo de 20 años con un proveedor de energía eólica

El grupo de internet Google anunció que había llegado a un acuerdo de veinte años para aprovisionarse a un precio fijo de energía eólica con la empresa NextEra Energy Ressources en Iowa, EE.UU. Google precisó en su blog que compraría 114 megawatts de energía limpia, que luego revenderá gracias al estatus de distribuidor de electricidad que obtuvo a principios de año, lo que le permitirá acercarse a su objetivo fijado en 2007 de tener un balance de emisiones de carbono equilibrado.

"Nuestro compromiso a largo plazo libera directamente capitales que permitirán construir otros proyectos eólicos", afirma Google.

Además, el grupo californiano explicó que al comprar energía a largo plazo y a un precio fijo "nos protegemos parcialmente de futuros aumentos de precios de la energía".

Buscan alienzas estrategicas: Argentina y Canadá

En el marco de la XXXI Reunión del Comité Científico de Investigaciones Antárticas, los países americanos dieron a conocer un programa de trabajo conjunto que permitirá a especialistas del sur investigar el Ártico y a sus pares del norte estudiar la Antártida. Un acuerdo que permitirá a expertos de ambos extremos del continente monitorear de manera integral los efectos del calentamiento global.

800 científicos de 40 países se dieron cita en la Argentina para asistir al congreso que cada dos años nuclea a especialistas en temas antárticos. Luego de comenzar en 2004 en Alemania y tener sedes en Australia y Rusia, el país sudamericano organizó la conferencia “principalmente, para que científicos y estudiantes de ciencias latinoamericanos pudieran interactuar con científicos destacados como los que descubrieron el agujero de ozono y los que vieron romperse las barreras de hielo”, y para que los investigadores pudieran compartir directamente con sus pares los resultados de sus trabajos, explica el Director Nacional del Antártico, Dr. Mariano Mémolli.

Uno de los anuncios centrales de la reunión fue el acuerdo entre los anfitriones y Canadá, que habilita a profesionales argentinos a trabajar en el Ártico y a especialistas del norte a conducir investigaciones en la Antártida. Si bien los dos países ya habían colaborado en el hemisferio sur con resultados positivos, “a medida que se globalizan las investigaciones, es fundamental que nuestros especialistas puedan trabajar en el Ártico”, destaca Mémolli. “Para un país importante en ciencias como lo es la Argentina, es clave que podamos tener trabajos en conjunto de los cuales nos beneficiemos mutuamente. Canadá va a mandar sus científicos a nuestras bases y ellos también van a incrementar su producción.”  El Director del Instituto Antártico Argentino, Dr. Sergio Marenssi, explica que “es un convenio que no tiene precedentes y que a partir de su implementación, seguramente producirá resultados que enriquecerán nuestro conocimiento sobre las regiones polares y sobre su incidencia en el cambio climático y el calentamiento global.”

Mémolli agrega que factores como la presencia de poblaciones originarias y fauna migratoria en uno y otro polo generan condiciones de trabajo muy distintas en cada sector, pero que los estudios de ambos le permite a los especialistas evaluar de manera integral los efectos del cambio climático.

Si bien define al acuerdo con Canadá como un “logro sustantivo” de la Argentina, el Dr. Mémolli enumera algunos de los otros socios clave del país del sur. “La cooperación en prevención de la contaminación y accidentes navales que tenemos con Chile, en patrullas que se hacen con buques de los dos países para mitigar posibles derrames ambientales es algo muy fuerte. Con Brasil, hemos empezado proyectos de biología y geología. Con Perú, vamos a hacer un trabajo muy fuerte con respecto a temas logísticos, y a su vez, trabajamos en ciencia con Alemania, España, Italia, Japón, Estados Unidos, Rusia, Bulgaria, República Checa y otros.”

Lejos de quedar en el círculo académico, los líderes del comité tienen como objetivo transmitirle a la población la importancia de su trabajo. “Vamos a analizar las conclusiones, las vamos a poner en un lenguaje accesible y vamos a citar a los medios para comunicarles las conclusiones, los resultados y cómo se desarrollará la investigación en la Antártida para los próximos diez, 20 años”, promete Mémolli, y luego detalla las rutas de un camino largo pero diferente hacia una comprensión real de uno de los principales problemas del Siglo XXI.  “Después, los directores nacionales de todos los países veremos cómo mejorar la cooperación para llevar adelante las investigaciones que nos proponen los científicos, con protección ambiental, manejo del turismo, comunicación, cultura, educación y arte. Este es el proyecto de nuestro país.”

Los efectos del cambio climático

Esto es un avance progresivo, estamos cosechando lo que Los SERES HUMANOS cosechamos.

Las catástrofes naturales que se registran en todo el mundo -sequías prolongadas, inundaciones y olas de calor, entre otras- parecen confirmar las sombrías perspectivas de los científicos sobre los efectos del cambio climático.

Moscú está asfixiado por el calor y los incendios que amenazan incluso con arrasar instalaciones nucleares en el país. Mientras Pakistán cuenta 15 millones de damnificados por unas inundaciones sin precedentes, la India, China y Europa central luchan también contra los efectos de las lluvias torrenciales, las cuales causaron cientos de víctimas mortales. Ciertos climatólogos se niegan a vincular directamente las catástrofes que golpean estos países, pero todos las consideran "coherentes" con los informes del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) desde hace veinte años. "Son acontecimientos llamados a repetirse e intensificarse en un clima perturbado por la contaminación de gases de efecto invernadero", explica Jean-Pascal Van Ypersele, vicepresidente del IPCC. "No se puede jurar al 100% que nada de esto habría pasado hace 200 años, pero la sospecha está ahí", añade. "Los acontecimientos extremos son una de las maneras en que los cambios climáticos se hacen dramáticamente perceptibles", destaca.

Según la Agencia estadounidense del Océano y la Atmósfera (NOAA), el planeta nunca fue tan caliente como en el primer semestre de 2010. El IPCC sostiene que en un clima cada vez más cálido, las sequías y las olas de calor como la observada en Rusia y en 18 de los estados de Estados Unidos serán más intensas y más largas. "Ya se trate de frecuencia o intensidad, prácticamente cada año se baten niveles récord e incluso varias veces en una semana. En Rusia, se batió a comienzos de agosto el récord absoluto (de temperatura) observado en Moscú desde el comienzo de los registros hace 130 años (38,2°C). En Pakistán, las inundaciones nunca conocieron tal amplitud geográfica", destaca Omar Baddour, encargado del seguimiento del clima mundial en la Organización Meteorológica Mundial (OMM). "En ambos casos, nos encontramos con una situación sin precedentes", constata.

"La sucesión de extremos y la aceleración de los récords son conformes a las proyecciones del IPCC. Pero habrá que observar esos extremos a lo largo de varios años, para sacar conclusiones en cuanto al clima", aclara. Más aún cuando las inundaciones en Pakistán podrían atribuirse al fenómeno de La Niña, que al contrario que el Niño se caracteriza por un enfriamiento de la temperatura en la superficie del océano Pacífico central. "En regla general, El Niño provoca una sequía en el subcontinente indio y en el Sahel. Con La Niña, es lo contrario", destaca Omar Baddour.

Para el climatólogo inglés Andrew Watson, el calor de 2010 está ligado a El Niño del año pasado. "Sabemos que después de El Niño, sigue un año particularmente cálido, y desde luego es lo que ocurre este año", observa. Los sucesos observados este verano boreal son "totalmente coherentes con los informes del IPCC y con lo que el 99% de los científicos cree que ocurrirá", resume el profesor Watson, investigador de la Royal Society y profesor en el departamento de Medioambiente de la Universidad de East Anglia, en Inglaterra.

El profesor Watson procura no obstante ser prudente: "estoy casi seguro de que el aumento en la frecuencia de este tipo de veranos desde hace 20 ó 30 años está ligado al cambio climático. Pero uno no se puede basar en un sólo acontecimiento o un sólo verano", porque "el cambio climático se mide sobre la media de una década".

Alertan: El glifosato produce malformaciones

El glifosato produce malformaciones en embriones anfibios y sus efectos alertan sobre las consecuencias en humanos. Una revista científica acaba de publicar el trabajo del argentino Andrés Carrasco, que estudió el efecto del agroquímico.

“Concentraciones ínfimas de glifosato, respecto de las usadas en agricultura, son capaces de producir efectos negativos en la morfología del embrión (anfibio), interfiriendo mecanismos normales del desarrollo embrionario”, alertó en abril de 2009 el jefe del Laboratorio de Embriología Molecular de la UBA e investigador principal del Conicet, Andrés Carrasco. Fue la primera vez que un estudio de laboratorio de Argentina confirmaba el efecto perjudicial del agroquímico pilar del modelo de agronegocios. Luego del anuncio, Carrasco fue blanco de una campaña de desprestigio por parte de las empresas del sector, medios de comunicación y funcionarios. Aunque el científico aclaró que se trataba de un avance de investigación, el principal cuestionamiento fue la falta de publicación en una revista científica, que –según los sostenedores de los agronegocios y buena parte del mundo académico– sería lo que otorga validez al saber científico. Un año y medio después de aquella alerta, el lunes último, la revista estadounidense Chemical Research in Toxicology (Investigación Química en Toxicología) publicó la investigación de Carrasco, donde se confirma que el glifosato produce múltiples malformaciones y, con análisis científicos como prueba, advierte: “Los resultados comprobados en laboratorio son compatibles con malformaciones observadas en humanos expuestos a glifosato durante el embarazo”.

El Laboratorio de Embriología Molecular cuenta con veinte años de trabajo en investigaciones académicas, funciona en el ámbito de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y es un espacio de referencia nacional en el estudio científico, conformado por doctores en bioquímica, genética y biología. Durante 30 meses estudió el efecto del glifosato en embriones anfibios y de pollos. “Herbicidas basados en glifosato producen efectos teratogénicos en vertebrados interfiriendo en el metabolismo del ácido retinoico”, es el título de la investigación, que confirma deformidades producidas por el agroquímico en concentraciones de hasta 5000 veces menos que el producto comercial (500 veces menos de las utilizadas en agricultura).

Las diez páginas de la revista científica están plagadas de términos técnicos que, de distinto modo, dan cuenta del efecto negativo del agroquímico: microftalmia (ojos más pequeños de lo normal), microcefalia (cabezas pequeñas y deformadas), ciclopía (un sólo ojo, en el medio del rostro, malformación conocida en clínica médica), malformaciones craneofaciales (deformación de cartílagos faciales y craneales) y acortamiento del tronco embrionario. Y no descarta que, en etapas posteriores, se confirmen malformaciones cardíacas.

“Los embriones más gravemente afectados carecen de ojos y fosas nasales (...) El glifosato interfiere con mecanismos esenciales del desarrollo temprano conduciendo a malformaciones congénitas”, explica la investigación, publicada en la revista científica Investigación Química en Toxicología (Chemical Research in Toxicology), de la Sociedad Americana de Química (ACS, por sus siglas en inglés, entidad con sede en Estados Unidos, que cuenta con más de 160.000 miembros y es una sociedad científica referente a nivel mundial).

Argentina cuenta en la actualidad con 19 millones de hectáreas de soja transgénica, el 56 por ciento de la superficie cultivada del país, y 190 millones de litros de glifosato, donde la marca comercial más famosa es el Roundup, de la compañía Monsanto, que comercializa la semilla de soja resistente al agroquímico. También producen glifosato las empresas Syngenta, Atanor, Dupont y Bayer, entre otras. El químico se utiliza en la producción de arroz, donde también acumula denuncias por sus efectos sanitarios.

El agroquímico tiene la propiedad de permanecer extensos períodos en el ambiente y viajar largas distancias arrastrado por el viento y el agua. Se rocía (vía aérea o terrestre) sobre los campos. Lo único que crece en la tierra rociada es soja transgénica, el resto de los vegetales absorbe el veneno y muere en pocos días. La publicidad de las empresas clasifica al glifosato como inofensivo para al hombre.

“El efecto (del glifosato) sobre embriones abre la preocupación acerca de los casos de malformaciones en humanos observados en poblaciones expuestas en zonas agrícolas”, remarca la revista científica y explica: “Debido a defectos craneofaciales observados en seres humanos de zonas agrícolas decidimos explorar si los genes implicados en el desarrollo de la cabeza son alterados con el agroquímicos. Confirmamos que tanto la marca comercial como el glifosato puro producen defectos cefálicos”.

Los resultados experimentales se realizaron en embriones anfibios y de pollos, modelos tradicionales de estudio en embriología cuando se investigan trastornos en el desarrollo de vertebrados. “Debido a la conservación de los mecanismos que regulan el desarrollo embrionario de los vertebrados, los resultados de ambos modelos (anfibios y pollos) son equivalentes con lo que sucedería con el desarrollo del embrión humano”, explica el profesor de embriología de la UBA e investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).

La revista científica señala que se avanzó en un hecho inédito, de particular interés para el ámbito científico, que es vincular las malformaciones con la incidencia del glifosato en el aumento del ácido retinoico (derivado de la vitamina A, normal en todos los vertebrados y esencial para la regulación correcta de los genes involucrados en la vida embrionaria). “Pequeñas variaciones de ácido retinoico producen malformaciones. Nuestro trabajo es la primera evidencia de que las malformaciones producidas por el glifosato se asocian con el ácido retinoico”, explicó Carrasco a Página/12.

Luego de detallar hasta el extremo las formas de cómo se realizaron los análisis, la investigación problematiza los aspectos macro de la problemática argentina: “El modelo agrícola basado en el paquete tecnológico de OMG (Organismos Genéticamente Modificados) en la actualidad se aplica sin evaluación crítica, sin normas rigurosas y sin información adecuada acerca del impacto de las dosis subletales sobre la salud humana y el medio ambiente”.

La investigación –que lleva la firma de todo el equipo científico de Carrasco– recuerda que en la última década varios países de América latina iniciaron estudios sobre las consecuencias ambientales del uso de herbicidas y pesticidas y destaca que en Paraguay un estudio epidemiológico en mujeres expuestas durante el embarazo a los herbicidas confirmó 52 casos de malformaciones.

También remarca que Argentina cuenta con antecedentes que debieran haber llamado la atención de los organismos de control. Destaca el aumento en la incidencia de malformaciones congénitas informado desde hace cinco años por el bioquímico y jefe del Laboratorio de Biología Molecular de la Universidad Nacional del Nordeste, Horacio Lucero, y la situación del barrio cordobés Ituzaingó Anexo (rodeado de soja y donde se detectaron casos de malformaciones y repetidos abortos espontáneos).

“Estos hallazgos se concentran en familias que viven a escasos metros de donde regularmente se rocían los herbicidas. Toda esta información es extremadamente preocupante por riesgo de inducir alteraciones en la gestación humana”, confirma la publicación internacional, recuerda que la literatura científica ya comprobó que los factores ambientales inciden durante el embarazado y, sobre todo, remarca que “la placenta humana ha demostrado ser permeable al glifosato”.

El trabajo del Laboratorio de Embriología de la UBA hace especial hincapié en el “principio precautorio”, legislado en la Ley Nacional del Ambiente, que insta a tomar medidas protectoras toda vez que existan posibilidades de perjuicio ambiental y sanitario. La investigación de Carrasco, que aporta nuevos elementos de prueba, cuestiona que “a pesar de todas las pruebas reportadas en la literatura científica y las observaciones clínicas en el campo, no se ha activado el principio de precaución con el fin de darse cuenta de la profundidad del impacto sobre la salud humana producida por herbicidas en la agricultura basados en OGM”.

Andrés Carrasco insistió en que su publicación científica es, junto a otros estudios ya realizados, “un alerta que reclama la aplicación del principio precautorio en todo el país” y adelantó a Página/12 que puso su investigación a disposición de las autoridades del Conicet y de los ministros de Salud (Juan Manzur) y Ciencia (Lino Barañao). “Esta investigación, junto con otras ya existentes, deben invitar de forma urgente a un debate abierto a la sociedad con las máximas autoridades -reclamó–. Es necesario terminar con el silencio, ya que la peor de las situaciones es la negación de lo que está sucediendo en las poblaciones sometidas al impacto de los agroquímicos.

Maltratan a los pueblos de América Latina

Europa y sus transnacionales maltratan brutalmente a los pueblos de América Latina

Esto lo subrayo y lo pongo en negrita estimados amigos/as: Es por eso mi preocupación por el cuidado de la naturaleza, y espero que nosea solo mi preocupación como uno de los comentarios que recibi que decia que estaba muy lindo el blog y la preocupación que tenia, pues perdón por la Ofensa pero somos Bastantes IGNORANTES EN EL TEMA ME PARECE, no vemos que es lo que esta pasando en los pueblos de América Latina, yo se que a muchos no les interesara este tema pero les recuerdo que si tienen que conocer que es lo que esta pasando en nuestro paises de América Latina.
Cuando comenzemos a cambiar nuestra forma de Pensar, comenzaremos a construir un País Mejor para todos/as.


La Unión Europea (UE) y sus Estados miembros son cómplices de gravísimas violaciones de los derechos humanos fundamentales cometidas por las empresas transnacionales europeas (ETN) en los países de América Latina (AL), las cuales pueden ser calificadas como “crímenes contra la humanidad”, sentenció el Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP) en mayo de 2010 en España.

Luego de un largo proceso de investigación y audiencias públicas iniciado en Viena a finales de 2006, y que continuó con varias audiencias temáticas entre 2006 y 2008 en Colombia y Lima, el TPP sesionó en el Auditorio de la Facultad de Matemática de la Universidad Complutense de Madrid entre el 14 y 17 de mayo, y emitió una sentencia condenatoria referida específicamente a las acciones de las ETN de Europa en AL, en particular de las empresas españolas, responsables del 50% de las inversiones en Latinoamérica.

La sentencia provisional del TTP recalca que todos los casos examinados evidencian la ilegalidad e impunidad generalizadas con las que actúan las ETN europeas, con el apoyo y la permisividad de la UE, de sus Estados miembros, y de las instituciones financieras internacionales y bancos multilaterales como el BID, el Banco Mundial, Banco Europeo de Inversiones (BEI) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), entre otros.

Subraya el TTP que es imprescindible entender que este apoyo y la manifiesta interdependencia y tráfico de influencias entre las instituciones europeas y los lobbies empresariales ha significado el desmantelamiento de la arquitectura institucional de los Estados latinoamericanos, el debilitamiento progresivo de su soberanía política, económica, social y ambiental, y una grave vulneración de los derechos humanos de sus pueblos.

Pese a que el sistema internacional integrado por la ONU y la UE proclama y legitima la defensa de los derechos humanos, las prácticas y normas de algunas instancias del propio sistema como el Banco Mundial, el BEI, el CIADI y la OMC se rigen exclusivamente por reglas del mercado que contradicen e impiden el pleno vigor de los derechos humanos.

La UE ha creado un régimen jurídico internacional diseñado para extender su poderío económico en el mundo e internacionalizar los intereses particulares de sus empresas privadas en diversas áreas estratégicas como los recursos naturales, la energía, el comercio, los servicios públicos y las inversiones.

Esta política ha permitido el crecimiento de las economías europeas con consecuencias dramáticas en Latinoamérica. El TTP constató la “enorme paradoja” de que la apropiación y explotación de recursos naturales por parte de las ETN europeas no solamente no supuso ninguna mejora en la calidad de vida de las comunidades, sino que, con mucha frecuencia, les privó el acceso a recursos básicos y limitó sus derechos humanos, incluido su derecho a la vida.

Las transnacionales europeas “maltratan brutalmente” a los seres humanos sudamericanos que fueron expulsados de sus tierras y privados de medios de vida tradicionales; y también mellan su dignidad como sujetos con derechos, reduciéndolos a la condición de simples objetos, al mismo nivel de la tierra removida por bulldozers y de los árboles talados por sierras mecánicas, deplora el TTP.

Lo más grave de todo es que la UE promociona el principio de “responsabilidad social empresarial” unilateral y no exigible jurídicamente, intentando legitimar y cubrir con un maquillaje ético las actividades de las ETN; y al mismo tiempo obstaculiza cualquier tipo de normativa internacional de carácter vinculante que establezca responsabilidades y sanciones y les exija en el cumplimiento de derechos humanos consagrados en la legislación internacional.

Por todo ello, el TTP denuncia “la inmoral actitud de las corporaciones multinacionales de origen europeo por las graves, claras y persistentes violaciones de los principios, normas, convenios y pactos internacionales que protegen los derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales de las personas”.

Además, el TTP denuncia la “inmoral actitud de la Unión Europea por su implicación en la promoción y el mantenimiento de este estado de cosas (…) y por no adoptar las medidas que están a su alcance que pueden modificar radicalmente esta situación”.

Esto significa que la UE es cómplice de la comisión de graves impactos negativos sobre la calidad de vida de numerosas comunidades en distintos lugares del mundo, como por ejemplo la privación de recursos básicos necesarios para una vida digna, e incluso la comisión de gravísimas violaciones de derechos humanos “que cabe calificar de crímenes contra la humanidad”.

Además, el TTP denuncia la inmoral actitud de los Estados miembros de la UE por su apoyo incondicional a las ETN y el refuerzo de su impunidad, convirtiéndose de esta manera en cómplices de las violaciones de derechos humanos.

El Tribunal denuncia la inmoral actitud de los Estados receptores de las inversiones europeas que establecen un marco legal e institucional favorable a las mismas, permitiendo la violación de los derechos humanos, civiles, sociales o laborales de su propia población, y el deterioro de su propio medio ambiente.

En resumen, el TTP condena las inmorales conductas y prácticas políticas, económicas, financieras, productivas y judiciales del modelo neoliberal, fomentadas y desarrolladas por los Estados más industrializados y las instituciones internacionales.

Valoración jurídica de los hechos

La UE y sus Estados miembros conciben al desarrollo como el crecimiento económico sin límites, con clara primacía del crecimiento monetario y de la racionalidad financiera. Semejante crecimiento necesita de la expansión del mercado mundial, el determinante central, y de la imposición de la lógica del mercado internacional de capitales a la lógica general de la economía.

En la visión europea y del capitalismo en general, las prioridades son el crecimiento de las transacciones internacionales frente al de las internas; el aumento de las inversiones –financieras antes que productivas– frente al de la demanda; y la lucha antiinflacionaria para salvaguardar las ganancias de las inversiones en desmedro del pleno empleo.

Y es que la UE y sus Estados consideran que las ETN son los actores determinantes de la acción económica y la vanguardia del progreso económico y social. Prueba de ello es que más del 90% de los préstamos del Banco Europeo de Inversiones se destina a las ETN, mientras que varias agencias de cooperación para el desarrollo y hasta los fondos de pensiones europeos financian los negocios corporativos privados en América Latina.

Esta singular concepción del desarrollo y del interés de la Unión se evidencia en el documento Europa Global: Compitiendo en el Mundo (2006) de la Comisión Europea y en el Tratado de Lisboa. El fin último de estas políticas y del conjunto de directivas internas, acuerdos de asociación y promoción de inversiones, y tratados de libre comercio aprobados por la UE es asegurar ganancias a las ETN europeas.

Las políticas económicas europeas subordinadas a la lógica del mercado han sido muy eficaces, cumplieron el objetivo principal del crecimiento de las economías europeas y aumentaron la productividad y los ingresos en beneficio exclusivo de los oligopolios en áreas estratégicas como los servicios básicos, la energía, los servicios financieros, los agrocombustibles y la farmacéutica, entre otras.

Estas políticas diseñadas en función del interés privado contradicen abiertamente el pacto social europeo de la posguerra. El salario que se había transformado en motor de la demanda se ha convertido en un coste que hay que rebajar, mientras que se niegan los derechos sociales, se reduce el espacio de las libertades ciudadanas y se criminaliza a los movimientos sociales.

Se agravaron la pobreza, las discriminaciones y las desigualdades sociales, al tiempo que se radicaliza un régimen económico productivista y consumista que entró en contradicción con la sostenibilidad del ecosistema global.

En los últimos decenios, las ETN acumularon un poder político, económico y jurídico tal que les resulta muy fácil sustraerse al control jurídico y político de los Estados y que les permite actuar con un notable grado de impunidad.

Se ha desarrollado un ordenamiento jurídico global de carácter multilateral basado en reglas de comercio y de inversiones de carácter imperativo y coercitivo para defender los intereses de las ETN, pero no existe una norma de igual rango que les imponga obligaciones.

Las obligaciones de las ETN se remiten a ordenamientos nacionales y a una normativa internacional de derechos humanos manifiestamente frágiles, al tiempo que las empresas prometen obrar con “responsabilidad social corporativa”, un principio voluntario, unilateral y no exigible jurídicamente.

En los hechos, varios principios de los acuerdos de asociación y los TLCs de la UE con América Latina desplazan en la jerarquía normativa al derecho internacional de derechos humanos y al derecho internacional del trabajo, e inclusive a los sistemas judiciales de los Estados.

Los crímenes juzgados por el TPP

El TTP que sesionó en Madrid concluyó que más de 30 ETN europeas que operan en América Latina cometieron delitos contra la vida y contra los pueblos indígenas; violaron derechos laborales y destruyeron el medio ambiente y recursos naturales vitales; y vulneraron derechos de las generaciones futuras, una nueva categoría de perjuicios relacionados con el concepto de deuda ecológica.

a) Atentados contra la vida

Las empresas Impregilo, Monterrico, BP, ThyssenKrupp, Holcim y Unión Fenosa están implicadas en atentados contra la integridad física (secuestros, asesinatos y desaparición forzada de personas) con el uso de fuerzas paramilitares y empresas de seguridad privada.

Holcim y Gold Corp son acusadas criminalizar las protestas de comunidades que se oponen a la explotación de recursos naturales; y Unión Fenosa, Pluspetrol y BP, de alentar detenciones arbitrarias. Se acusa a Nestlé de aplicar estrategias de intimidación y de control de las organizaciones sociales europeas, llegando incluso al extremo de introducir infiltrados en estas últimas.

Atentaron contra la salud pública Aventis, Novartis, Pfizer, Waner Lambert y DuPont, que habrían obstaculizado el acceso a fármacos genéricos haciendo prevalecer derechos de propiedad intelectual por sobre los derechos humanos de buena parte de la población de África y América Latina. Se constató que el precio de fármacos fijado por grandes laboratorios transnacionales dueños de patentes es varias veces mayor que el de los mismos medicamentos producidos en Brasil, India, Sudáfrica y Tailandia.

Se constató la responsabilidad de Bayer en la privatización del agua y en la contaminación de acuíferos con sustancias tóxicas. GDF Suez, Banif-Santander fueron acusadas de contaminar aguas con metales pesados, destruir el sistema hídrico y provocar desplazamiento forzado de la población en el río Madeira de Brasil.

Aguas de Barcelona, Canal de Isabel II, GDF Suez y Unión Fenosa fueron implicadas en otras agresiones contra la vida, como por ejemplo la privatización de servicios públicos, aumento de tarifas, sanciones de reconexión y cortes de abastecimiento eléctrico.

b) Violaciones de derechos de los pueblos indígenas

Las empresas Canal de Isabel II, Peremco, Repsol, Endesa/Enel, Pluspetrol, Aremco y Dreyfus son acusadas de agresión cultural, invasión de territorios de pueblos indígenas, destrucción del medio ambiente y de los medios tradicionales de vida de aquéllos, imponiendo proyectos de exploración petrolera y expandiendo monocultivos para agrocombustibles.

c) Violación de derechos laborales

Telefónica, Pescanova, Hanes Brands, Dreyfus, Proactiva Medioambiente y Unión Fenosa son acusadas de violar los derechos a la libertad sindical y al trabajo.

d) Destrucción del medio ambiente y de recursos naturales vitales

Se certificaron casos de destrucción del medioambiente y de recursos vitales con la sobreexplotación acuífera, la inundación de tierras y la pérdida de peces que involucran directamente a Aguas de Barcelona, GDF Suez, Banif-Santander, Endesa/Enel e Impregilo.

Canal de Isabel II, Pescanova, Holcim, Dreyfus y Agrenco son acusadas de destruir el medioambiente con la producción de agrocombustibles; Syngenta mediante la experimentación con organismos genéticamente modificados, y Stora Enso con la producción de celulosa.

Pescanova, Dreyfus, Agrenco y Syngenta son acusadas de violar el derecho a la soberanía alimentaria.

e) Responsables del calentamiento global y deudores climáticos

El Tribunal consideró que muchos casos relacionados con la explotación de hidrocarburos, hidroelectricidad, energía eólica, agrocombustibles, carbón y corredores eólicos evidencian el surgimiento de una nueva categoría de vulneración de derechos relativos a la naturaleza en perjuicio de las generaciones futuras, de acuerdo con los conceptos de deuda ecológica y justicia climática.

Las empresas acusadas de este nuevo tipo de violación de derechos humanos son Louis Drayfus, ThyssenKrupp, Perenco, Repsol, Endesa/Enel, Sogamoso, e Impregilo.

La necesidad de un nuevo marco normativo

Existe una conciencia generalizada de que los sistemas penales convencionales, pesadamente burocráticos, siguen sin tratar adecuadamente a las víctimas. Por ello es cada vez más amplia la corriente de opinión que demanda reformas.

La justicia convencional tiende a considerar a la víctima como “el perjudicado”, cuya máxima aspiración es recibir una reparación económica. Este modo de ver es ciertamente reductivo, pues no contempla la vertiente moral del problema ocasionado por la acción injusta o el delito.

A diferencia de las víctimas en sistemas procesales convencionales, los afectados por las atrocidades de las empresas transnacionales están condenados a la invisibilidad, e inclusive carecen del derecho a ser siquiera formalmente tratados como víctimas.

Se trata de víctimas colectivas de acciones depredadoras masivas e impunes que inciden no sólo en existencias individuales, sino en la base misma de las formas de vida de comunidades rurales: la tierra que trabajan, el aire que respiran, el agua que secularmente ha cubierto sus necesidades elementales.

El padecimiento de estas poblaciones es material y práctico, y también cultural, ya que ni siquiera se les reconoce como sujetos dignos y libres con derecho a la autodeterminación, un valor que connota a la persona por el mero hecho de serlo y que hace de ella un fin, excluyendo como ilegítimo cualquier uso instrumental de la misma para otros ajenos, explica el TPP.

Estas personas han carecido en absoluto de la posibilidad real de ser oídas debido a la estrecha trama de acciones, omisiones y complicidades que integran las estrategias económicas de la UE, masivamente lesivas de derechos básicos, y a los vacíos del derecho internacional que es su principal caldo de cultivo.

Las comunidades afectadas tienen derecho a una reparación integral. Esto supone adoptar medidas preventivas que alivien su sufrimiento y que garanticen la no repetición de muertes y destrucción; y sobre todo transformar las condiciones socioeconómicas que han sido el caldo de cultivo para la explotación de sectores enteros de la población.

Es urgente y necesaria la redefinición de las reglas económicas y la adopción de un nuevo modelo de desarrollo que se base en la justicia social, el respeto y defensa de los derechos humanos, sociales y medioambientales, y en la convivencia en armonía con la naturaleza, de tal forma que la vida –y no el lucro– sea el eje central de todas las actividades económicas.

El TPP no habla de un mercado autorregulado por un código de buena conducta y responsabilidad social y medioambiental definido por las empresas, sino de un nuevo cuadro jurídico vinculante en el marco del derecho internacional que imponga normas de conducta a las ETN.

Según el TPP, el primer paso en la gestación de un orden mundial diferente es el establecimiento de un cuadro de referencia jurídica que reafirme una jerarquía de normas, partiendo del principio de que los derechos del ser humano están en la cúspide de la pirámide normativa.

Es imperativo aplicar de manera efectiva un marco normativo de las relaciones internacionales que defienda la dignidad humana, la soberanía de los pueblos y el derecho de autodeterminación como valores supremos, subordinando los derechos individuales a los derechos colectivos.

Esto significa limitar la libertad económica y el derecho a la propiedad individual. Los intereses y los derechos individuales deben subordinarse al interés general, cumplir una función social y ecológica, y respetar lo dispuesto por los tratados internacionales de derechos humanos.

Es responsabilidad de todos los Estados, las instituciones y los actores de la comunidad internacional promover este nuevo marco normativo que imponga a las ETN y al capital financiero responsabilidades sociales y medioambientales, y les obligue a respetar la Declaración Universal de los Derechos Humanos y sus prolongaciones, en particular el PIDESC.

El TPP recuerda a la UE, a sus Estados miembros y a las ETN que están normativamente obligados a redefinir sus políticas, y particularmente su relación con América Latina, en cumplimiento del artículo 1 de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE, que exige respetar la “dignidad inviolable” como atributo incancelable del ser humano.

El Artículo 10A del Tratado de la UE modificado por el Tratado de Lisboa establecen que la acción de la Unión en la escena internacional se basará en los principios de “la democracia, el Estado de Derecho, la universalidad e indivisibilidad de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, el respeto de la dignidad humana, los principios de igualdad y solidaridad y el respeto de los principios de la Carta de las Naciones Unidas y del Derecho internacional”.

Atribución de responsabilidades

El TPP identifica varios niveles de responsabilidad de las ETN, de los Estados europeos y de la propia Unión Europea, cuyo deber es proteger los derechos humanos, previniendo y sancionando las violaciones de agentes privados.

El Estado de origen o matriz de la ETN y la propia UE pueden ser cómplices de violaciones de derechos humanos cometidos por sociedades transnacionales, ya sea por “cooperación necesaria” cuando facilitan las actividades ilegales (mediante normas y tratados como los TLC y TPPI), o también por omisión cuando no impiden dichas actividades ilegales.

El incumplimiento de proteger derechos genera una responsabilidad por omisión del deber, y una responsabilidad por acción cuando se favorece a las empresas y se estimula la violación mediante la concesión de licencias de operación, la flexibilización de normas laborales, medioambientales y tributarias, etc.

En ese marco, el TPP pide a las instituciones de la UE que establezcan un Centro de Empresas Transnacionales encargado de investigar e inspeccionar las prácticas de las ETN; y un sistema obligatorio de informes periódicos de cumplimiento de normas básicas de derechos humanos y de protección del medio ambiente para las empresas que contraten con la UE o que reciban cualquier tipo de ayuda.

Además, se pide al Consejo de Derechos Humanos de la ONU que elabore un Código de Conducta obligatorio para la ETN y un mecanismo internacional de supervisión que podría tomar la forma de Tribunal Económico Internacional encargado de determinar reparaciones civiles para víctimas individuales o colectivas.

También se propone designar a un Relator Especial para que desarrolle y acuñe el nuevo concepto de “deuda ilegítima, social, ecológica e histórica”; y se recomienda modificar el Estatuto de la Corte Penal Internacional para ampliar la competencia de personas jurídicas y tipificar crímenes contra el medio ambiente y otros Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

Finalmente, el TPP destaca la nueva y relevante subjetividad de las comunidades, pueblos indígenas y de todas las víctimas colectivas de las ETN, que más allá de simples “perjudicados” en el sentido procesal del término, se convierten en los “verdaderos sujetos históricos” que se enfrentan a la moderna explotación capitalista, y luchan contra la injusticia global en beneficio de todos.

Por esa su condición protagónica como agentes de resistencia y transformación social, el TPP reconoce plenamente el derecho de las víctimas del capital transnacional a organizarse y movilizarse en defensa de sus territorios, su derecho a la autodeterminación, su cultura y su forma de vida, y de sus derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales.

17/8/10

Necesitamos un cambio Urgente

En este nuevo período de cambio global, la adaptación al cambio climático requiere un enfoque integral. En tal contexto, la manera más razonable para avanzar en la construcción sostenible de la adaptación al aparentemente inevitable cambio climático sería la erradicación inmediata de la pobreza extrema, que puede lograrse dado que existen los recursos (aunque no la decisión política) a nivel internacional. Avanzar en tal dirección exige cambios sustanciales en la teoría y la práctica de la reducción de la pobreza, la estrategia de desarrollo y los pilares del orden internacional del siglo pasado.

El cambio de los órdenes mundiales ha sido históricamente fruto de guerras entre los principales poderes. El siglo XX fue testigo de las mayores conflagraciones mundiales que condujeron al actual orden político y económico internacional. La acumulación de armamento de destrucción masiva hace inimaginable la reedición de conflictos de tal magnitud que amenazarían indiscutiblemente la vida en nuestro planeta. En consecuencia, el gran desafío de este tiempo es el cambio pacífico del orden internacional, algo inédito en la historia de la humanidad.

Otro gran reto es alcanzar un modelo de desarrollo equitativo que concilie un consumo creciente de recursos naturales energético-dependientes, con el mantenimiento de una naturaleza que sea compatible con una “buena” vida. El estilo de consumo del modelo vigente no privilegia la superación del hambre y las necesidades de la población de bajos ingresos, sino la acumulación de capital y beneficios que tiende a ignorar el aumento del número de pobres, la contaminación y la degradación de recursos y el hábitat, así como también los efectos de la acción humana sobre el cambio climático. Las consecuencias observables de estos procesos cuestionan abiertamente el estilo de producción y consumo del actual modelo de desarrollo al acercarnos hacia horizontes que ponen en peligro la vida en nuestro planeta. Se hace visible así la necesidad imperiosa de emprender un desarrollo diferente, basado sobre un uso racional de los recursos naturales y sociales, que promueva una Poducción Sustentable, un consumo equitativo y el uso de tecnologías que limiten los efectos humanos sobre la naturaleza y el clima.

El siglo XXI será testigo de cambios globales motivados por fuerzas económicas, políticas, sociales y ambientales. Sin embargo, muchos de estos temas cruciales no son registrados y tratados adecuadamente por las corrientes principales del pensamiento social, en general, y de las relaciones internacionales, en particular. La agudización de las desigualdades, la magnitud de la pobreza, sobre todo en su forma extrema, y la problemática del desarrollo sostenible y equitativo que las abarca en un contexto de cambio climático son algunas de estas cuestiones que se suman a la problemática del cambio pacífico con un enorme potencial de conflicto de nuevo tipo, que es una de las características del proceso de cambio global.

Desarrollo, pobreza y cambio climático

El cambio climático visto como un elemento constitutivo del cambio global presenta una serie de desafíos para la sociedad y la ciencia en su conjunto. Los problemas emergentes tienen el potencial de afectar a toda la sociedad, aunque con más rigor a los sectores más vulnerables. Uno de los retos principales es, entonces, cómo afrontar el cambio climático y la pobreza en forma conjunta, en el contexto de un cambio de orden internacional y de modelo de desarrollo a nivel nacional, regional y global (ejes del cambio global).

Los líderes del orden hegemónico vigente no demuestran estar a la altura que exigen las actuales circunstancias. Los resultados obtenidos hasta el presente para dar cuenta de esos temas y alcanzar los modestísimos Objetivos de Desarrollo del Milenio, las metas del Protocolo de Kyoto y la Cumbre de Copenhague, revelan tales limitaciones. Los niveles y la efectividad de la ayuda oficial para el desarrollo proveniente de los países del G-8 son indicadores que mostraron tales limitaciones a lo largo del siglo XX.

En este nuevo período de cambio global, la adaptación al cambio climático requiere un enfoque integral. En tal contexto, la manera más razonable para avanzar en la construcción sostenible de la adaptación al aparentemente inevitable cambio climático sería la erradicación inmediata de la pobreza extrema, que puede lograrse dado que existen los recursos (aunque no la decisión política) a nivel internacional. Avanzar en tal dirección exige cambios sustanciales en la teoría y la práctica de la reducción de la pobreza, la estrategia de desarrollo y los pilares del orden internacional del siglo pasado.

La forma más eficaz –y equitativa– para redefinir las relaciones entre pobreza y cambio climático es en torno al concepto de la responsabilidad del uso sostenible de los recursos en la producción y el consumo social. No obstante, el rasgo dominante de las estrategias propuestas por las burocracias de las agencias de ayuda para hacer frente a las relaciones entre cambio climático y pobreza (con excepción del enfoque de desarrollo humano) es la falta de reflexión sobre el fracaso de dichas estrategias y de los modelos de ayuda al desarrollo.

Una apropiada comprensión de las relaciones entre cambio climático, pobreza y desarrollo exige, en primer lugar, una investigación crítica de los errores, limitaciones y problemas existentes en las principales corrientes de abordaje de la pobreza y el desarrollo. La agenda global de los organismos internacionales, los países desarrollados y la disciplina de las relaciones internacionales sigue dominada por temas de mantenimiento del statu quo en lo político y en lo económico, de libre comercio, protección de la propiedad intelectual, liberalización financiera y de capital y protección de las inversiones. Pese a las teorías que sostienen la posibilidad de evolución hacia una “convergencia económica”, la evidencia empírica rechaza esos supuestos optimistas que son más consistentes con la idea del “conflicto estructural”. El estudio de los patrones actuales de consumo complementa un enfoque exclusivamente económico de la pobreza y la desigualdad. Sin duda, una de las peores consecuencias del modelo de producción y consumo dilapidador es la presión a la cual han sido sometidos los ecosistemas para satisfacer una demanda irracional de los países desarrollados y de sectores privilegiados de los países no desarrollados.

Los pobres son los más damnificados por los efectos negativos del cambio climático. En la década pasada, más de 700 mil personas perdieron la vida a raíz de desastres “naturales” y cerca del 90 por ciento de ellas eran ciudadanos de países en desarrollo. Se estima que para la década de 2020, el incremento neto de personas sometidas a riesgos relativos al agua debido al cambio climático será entre 7 y 77 millones. Para la segunda mitad del siglo, la posible reducción de disponibilidad de agua y su creciente demanda ocasionada por el aumento de la población en la región se estima que afectará a entre 60 y 150 millones de personas, según datos del Informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio del 2007.

Durante las tres últimas décadas, América Latina y el Caribe (ALC) ha sido sometida a una serie de impactos climáticos originados por El Niño. Durante este período han ocurrido dos episodios particularmente intensos de ese y otros fenómenos climáticos severos entre 1982/83 y 1997/98, contribuyendo en gran medida a la ya importante vulnerabilidad de la región frente a los desastres naturales (inundaciones, sequías, derrumbes, etcétera). En los últimos años, se han reportado numerosos eventos climáticos extremos y poco habituales, tales como intensas precipitaciones en Venezuela (1999 y 2005); inundaciones en las pampas argentinas (2000 y 2002); sequía en el Amazonas (2005); tormentas de granizo sin precedentes en Bolivia (2002) y en Buenos Aires (2006); la presencia de un huracán como Katrina por primera vez en el Atlántico Sur (2004), y la temporada récord de huracanes en el Caribe (2005). La frecuencia de los desastres relacionados con condiciones climáticas se ha incrementado 2,4 veces entre los períodos 1970-1999 y 2000-2005, continuando la tendencia observada durante la década del ’90. Solamente el 19 por ciento de los eventos entre los años 2000 y 2005 ha sido económicamente cuantificado, representando pérdidas cercanas a los 20 billones de dólares, según calcularon Gustavo Nagy y otros autores.

En un reciente informe elaborado por la CEPAL para la Cumbre de Copenhague se afirma que para el año 2100, en el caso de no haber un acuerdo internacional para mitigar los efectos del cambio climático, el costo para ALC podría equivaler hasta 137 por ciento del PIB regional actual. En otros términos, la variabilidad climática y los eventos extremos harían que hacia 2100 el costo de los desastres climáticos pase de un promedio anual para el período 2000-2008 de casi 8.600 millones de dólares, a un máximo posible de 250.000 millones de dólares. Incluso, debe tenerse en cuenta que la valorización de los daños generalmente no considera las potencialidades de funcionamiento de todo el ecosistema (integrado por cada uno de sus recursos naturales). Sólo se tiene en cuenta aquellos elementos que hoy se encuentran valorizados, pero no se incluyen todas las relaciones que se destruyen y que en la mayoría de los casos no pueden recuperarse.

Estos datos sólo son indicativos de la magnitud de los fenómenos. Estudios más detallados sugieren cifras que acentúan aún más las asimetrías de los efectos. Por un lado, los niveles de subconsumo y hambre de la población y, especialmente, la gran distancia entre las expectativas y las realidades enfrentadas generan el desarrollo de tácticas de subsistencia y de economía social, pero también de acciones de violencia. Por el otro, el consumo ostentoso y destructor de los sectores más pudientes lleva a la producción de niveles crecientes de basura, desperdicios y contaminación.

Al mismo tiempo, una parte importante de los recursos naturales se comporta como capital de especulación, generando rentas que se acumulan a partir de su compra-venta, incluso en mercados a futuro. Los recursos no se utilizan en beneficio de la comunidad, ni se usa lo obtenido por su extracción o empleo para generar alternativas de fuentes de riqueza cuando los recursos –específicamente, los no renovables– se agoten. De tal manera, hoy conviven formas destructivas del ambiente y el hábitat conjuntamente con un gran desaprovechamiento de las potencialidades de los recursos naturales y las fuentes energéticas. Todo ello sucede en el marco de sistemas altamente frágiles y vulnerables a los eventos provocados por el cambio climático.

El carácter sistémico de los problemas requiere la articulación de alternativas que tengan por objetivo combatir la pobreza mediante la implementación de soluciones estructurales. Lograr la superación de la pobreza con equidad en América latina en particular, conduce a repensar la relación sociedad-naturaleza de modo de encontrar alternativas que protejan a los sectores más vulnerables, a la vez que se difunda el uso de nuevas tecnologías y estilos de consumo. Claro que esto implica generar una base política que permita superar la no sustentabilidad del modelo actual. La conjunción de cambio climático y global genera tensiones, a la vez que acelera los tiempos.

Existen diferentes visiones acerca del manejo de la naturaleza en la sociedad del siglo XXI y probablemente la que prime estará vinculada a la transición del orden internacional. Un abordaje de la problemática se realiza desde una perspectiva de “dominio y control” a través de la geo-ingeniería (que impulsaría el Club de Roma y muchas empresas transnacionales). Tal criterio de intervención se centra en el uso de tecnologías gigantistas con reducido control de los efectos colaterales que pueden producir. Un ejemplo es la intervención (fracasada) que intentó incrementar la captación de carbono por parte de las algas marinas. El ensayo realizado en una superficie del océano de 300 kilómetros cuadrados no tuvo los efectos buscados y será imposible conocer los efectos indirectos del mismo. Otras soluciones apuntarían a volver más laxos los controles de los créditos de los bonos verdes a plantaciones forestales monoespecíficas. Se ha demostrado que, según los suelos, estas plantaciones pueden no incrementar la captación y conservación del carbono.

La tendencia de “gestión de ecosistemas” promovida por el sistema de Naciones Unidas y agencias de asistencia y crédito coexiste, además, con una nueva tendencia impulsada por el pensamiento ambiental que tiene como fundamento el uso integral y sustentable de los ecosistemas. Este uso podría desarrollar gran parte de la “oferta ecosistémica” consistente en la generación de materia prima (recursos naturales) utilizable en la actividad económica de forma sustentable. Esto supone mayor investigación y el manejo de cada recurso a un ritmo que asegure su capacidad de regeneración, de dilución y de la posibilidad de un uso integral. Tal perspectiva posibilitaría el mayor uso de las potencialidades hoy desaprovechadas de muchos recursos, así como de la difusión de las tecnologías adecuadas a estos fines.

El cambio climático exige una lucha en varios frentes. Uno de ellos es la concientización de la población y de los tomadores de decisiones sobre los alcances globales del problema, aunque clarificando que la principal responsabilidad la tienen quienes han causado (y causan) los impactos, esto es, los “emisores”. Este proceso es condición necesaria para afrontar el cambio tecnológico reclamado y la adaptación al cambio climático, con el objetivo de minimizar los aspectos negativos y utilizar los pocos impactos positivos que eventualmente se verifiquen.

Los cambios que deberían estar obligados a realizar los países desarrollados han encontrado una fuerte reacción de los grandes monopolios que se verían perjudicados. Autores como Naomi Oreskes y Erik Conway han descubierto que existe una vasta acción sobre los medios científicos académicos y de opinión para minimizar la responsabilidad de los emisores en el cambio climático aduciendo que se trata de variabilidad cíclica cuyos efectos no se pueden estudiar. Tal posición apunta a dilatar las acciones requeridas para neutralizar las causas del cambio, diluyendo al mismo tiempo la responsabilidad de los emisores.

El uso de tecnologías de menor emisión y la prevención global son un imperativo actual. La falta de una acción eficaz torna los efectos del cambio climático aún más graves y la irreversibilidad aparece como una probabilidad cierta. Ya no parecen efectivos los remedios parciales y está claro que los cambios estructurales deben apuntar a los patrones de producción y consumo. Esto implica cambios sustanciales en la distribución del ingreso, en el manejo de los recursos y en la búsqueda de un desarrollo equitativo y sustentable que se transforme en el pilar del cambio del orden mundial que se dará en el siglo XXI.

Conclusiones para mejorar el planeta

El agotamiento del actual modelo inequitativo de desarrollo en el contexto de cambio climático genera un cambio de tal magnitud que induce, inevitablemente, a conflictos de variada intensidad y distintos niveles de violencia. Seguramente no serán las guerras entre las principales potencias como en el pasado.

El desafío de nuestro tiempo es administrar los conflictos de nuevo tipo en un mundo global integrado por Estados con diferentes intereses y posiciones. El estímulo para conciliar tales intereses es generar las bases para mejorar la calidad de vida del planeta.

El cambio climático acelera los tiempos de tránsito hacia el cambio de orden internacional y el modelo de desarrollo que lo sustenta. El cambio global está en marcha, hay que pensar estratégicamente las consecuencias que esto tiene para el país y la región, pues siempre hay mejores y peores políticas para enfrentarlo. www.ecoportal.net

16/8/10

Los residuos de aparatos


Los RAEEs son residuos de aparatos eléctricos y electrónicos como por ejemplo, heladeras, microondas, reproductores de música, computadoras, monitores, televisores, celulares, equipos de iluminación, herramientas eléctricas, juguetes, etc. El problema de estos residuos es que junto con los materiales reciclables se encuentran sustancias contaminantes como plomo, mercurio, arsénico, cadmio y cromo hexavalente, las cuales son tóxicas y poseen gran capacidad de dañar el ambiente y afectar la salud de la población. El plomo que contiene el tubo de rayos catódicos de un solo televisor puede contaminar hasta 40 millones de litros de agua.

El mundial trajo aparejado una venta inmensa de nuevas tecnologías de televisores. Pantallas planas e imágenes en alta definición fueron las premisas para ver todos los partidos de la selección. El lado oscuro de esta modernización son los millones de televisores obsoletos que serán desechados en los próximos años. El plomo que contiene el tubo de rayos catódicos de un solo televisor puede contaminar hasta 40 millones de litros de agua.

Los aparatos eléctricos y electrónicos (AEE) hacen la vida más fácil, de eso no hay ninguna duda. Todos los días los utilizamos para múltiples funciones, algunos nos despiertan, en otros escribimos, algunos nos preparan el café y otros hasta pagan el sueldo. Esto es así hasta que dejan de proveernos la función que esperamos de ellos, esto puede pasar porque se rompió y se opta por la compra de uno nuevo en vez de la reparación o porque a pesar de funcionar correctamente, no cumple con las nuevas expectativas que el usuario espera. Cualquiera sea el caso, el AEE es desechado y se convierte en un residuo.

Los RAEEs son residuos de aparatos eléctricos y electrónicos como por ejemplo, heladeras, microondas, reproductores de música, computadoras, monitores, televisores, celulares, equipos de iluminación, herramientas eléctricas, juguetes, etc. Se cree que en Argentina se desecharon 80.000 toneladas de RAEEs en el año 2006 y algunos autores hablan de 100.000 toneladas en el año 2008. Es factible que ese número sea mayor en la actualidad debido al rápido progreso tecnológico y al marcado aumento en las ventas de computadoras portátiles y televisores con tecnología LCD y el consecuente desecho de aparatos obsoletos.

A pesar de estar en desuso y de ser descartados, los RAEEs contienen gran cantidad de materiales que pueden ser utilizados en diferentes procesos, por ejemplo el ABS (plástico), el hierro y el acero que suman más del 50% del peso de un RAEE promedio pueden ser fácilmente reciclados y utilizados para producir nuevos aparatos. De esta manera no sólo se ahorra materia prima sino también, energía. Las plaquetas contienen pequeñas cantidades de metales preciosos que pueden ser recuperados mediante tecnologías avanzadas de fundición. La recuperación de los materiales a gran escala puede aumentar la oferta de metales y como consecuencia, reducir la cantidad de emprendimientos mineros que poseen un fuerte impacto sobre el ambiente. El problema de los residuos es que junto con los materiales reciclables se encuentran sustancias contaminantes como plomo, mercurio, arsénico, cadmio y cromo hexavalente, las cuales son tóxicas y poseen gran capacidad de dañar el ambiente y afectar la salud de la población.

Es importante destacar que hoy una correcta gestión de los RAEEs puede recuperar cerca del 100% de los materiales y reducir el impacto sobre el ambiente al mínimo.

Cuando un RAEE es abandonado en la calle o es tirado junto con los residuos urbanos a un relleno sanitario, al poco tiempo la lluvia y la actividad biológica liberan gran parte de las sustancias tóxicas. El suelo puede retener gran parte de la contaminación, pero llegado a un punto, puede agotar su capacidad de almacenamiento y permitir que se filtre hacia el agua subterránea, la cual es consumida por las familias que no tienen acceso al agua de red.

Los efectos de los metales pesados en la salud humana son bien conocidos, el caso más común son los producidos por el plomo. Ese contaminante es muy peligroso para los chicos produciendo daños irreversibles en el desarrollo del cerebro y afectando de manera negativa la capacidad intelectual. Sabiendo que un monitor o televisor contiene alrededor de 2 kilogramos de plomo y que el límite admisible para el agua potable según el Código Alimentario Argentino es de 0,05 mg/L, un solo monitor o televisor puede contaminar hasta 40 millones de litros de agua.

En Argentina existen numerosas empresas, ONGs, programas e iniciativas que trabajan separando los RAEEs del circuito de los residuos sólidos urbanos. Muchas de ellas trabajan restaurando los equipos y los venden a bajos precios o los donan. Otras empresas como Industrias Dalafer, Scrap y Rezagos y Silkers realizan una gestión integral de los materiales, incluyendo los que contienen las sustancias más peligrosas, como son las plaquetas electrónicas, las cuales son exportadas a plantas de alta tecnología radicadas en el exterior para su reciclaje.

En la actualidad existe un proyecto de ley presentado por el senador Daniel Filmus, el cual propone quitar la niebla del marco legal donde esta inserta la gestión de los RAEEs. La ley plantea en principio que los productores diseñen aparatos menos contaminantes y colaboren con un impuesto anticipado para la gestión de los residuos generados una vez que los productos entren en desuso.

La solución al problema requiere que todas las partes involucradas entiendan, acepten y se comprometan con su lugar en el circuito. Es importante que los usuarios sean concientes de los graves problemas que conlleva una mala gestión de los RAEEs, que las empresas vean la responsabilidad extendida no como un costo, sino como un valor agregado que ofrecerán al consumidor y que el gobierno genere leyes eficaces, con definiciones precisas y con instrumentos orientados a solucionar el problema y no a recaudar fondos. www.ecoportal.net

15/8/10

Estamos destruyendo nuestra propia casa

Sabemos que muchas de las actividades humanas están produciendo graves efectos sobre la naturaleza. Están alterando ecosistemas, destruyendo habitats e incluso, modificando el equilibrio climático de la Tierra.

Esto es, en gran medida, porque hemos tenido durante los últimos años la vista enfocada solamente hacia adelante. Así como a los caballos que tiran de una carreta se les colocan las anteojeras, para que no se distraigan en su camino, también nosotros las hemos tenido puestas y nos hemos perdido la posibilidad de tener una visión mas amplia sobre lo que estaba sucediendo a nuestro alrededor.

Existe una relación holística entre todos los seres vivos que habitan en el planeta, incluyendo por supuesto a los seres humanos. Esa relación ha permitido que durante millones de años el ecosistema se mantuviera en equilibrio.

Lamentablemente, en pocos siglos el avance tecnológico y su utilización desmedida, sin previsiones ni control sobre sus efectos, ha roto el equilibrio armónico del planeta, en el que cada pieza es importante, pero reemplazable y que la sabia naturaleza había logrado siempre autorregular.

La Tierra es un gigantesco ecosistema, en el que mientras mayor es la biodiversidad, la cantidad de especies que lo componen, mayor será su estabilidad. Al disminuir la cantidad de especies, va perdiendo esa estabilidad y se vuelve mas y mas vulnerable. Y es eso precisamente lo que está sucediendo.

Los huracanes, tsunamis, inundaciones y terremotos son quizás los efectos mas hollywodenses del cambio climático. Terroríficos y estremecedores por donde se los mire. Sin embargo quedan pequeños si los comparamos con un mal de estos tiempos mucho menos promocionado, mucho menos visible, pero mucho mas letal a gran escala. La disminución de la biodiversidad.

La pérdida de la biodiversidad en la agricultura y la alimentación pone gravemente en peligro la seguridad alimentaria mundial. La FAO estima que hoy en día la mayor parte de los alimentos del mundo proceden únicamente de doce cultivos y de catorce especies animales. A medida que disminuye la biodiversidad en la agricultura y la alimentación, el suministro de alimentos se vuelve más vulnerables e insostenible.

Pero la disminución de la diversidad biológica en el planeta es mucho mas preocupante aún. En la actualidad se extinguen 50.000 especies entre animales y vegetales por año, lo que representa un aumento en 10.000 veces de la tasa natural de extinción y significa un 5% del total de especies por década.

Las metas de 2010 para frenar la curva de crecimiento de la pérdida de biodiversidad, fueron acordadas en Sudáfrica en 2002, sin embargo se ha hecho mucho menos de lo pretendido y no estamos ni siquiera cerca de alcanzarlas. Aunque en algún año próximo una de esas 50.000 especies que se extinguen podría ser la de los seres humanos.

Es imperativo que la sociedad humana se replantee su actual modelo de desarrollo en busca de una alternativa ambientalmente sustentable, que detenga este ecocidio en el que estamos sumergidos y en el que podemos ahogarnos fácilmente.

Es imprescindible cambiarlo por un modelo que respete la vida, y detenga el deterioro que estamos causando, al legado más importante de millones de años de evolución: la biodiversidad. www.ecoportal.net

1/8/10

Cultivos modificados genéticamente no serían la solución al hambre

Pese a las promesas de la revolución verde, luego de mas de 50 años el hambre sigue creciendo en el mundo a un ritmo aterrador. Jacques Diouf, Director General de la FAO, anunció recientemente que hemos batido un triste record del que podemos avergonzarnos: la cifra estimada de personas con hambre ya ha alcanzado la cantidad de 1.000 millones.

El postulado de que los cultivos modificados genéticamente serían la solución al hambre se basó en dos supuestos: que estos cultivos producirían mas que los tradicionales y que el hambre está relacionado con la cantidad de alimento producido. Ambos son incorrectos:

- Es un hecho científicamente demostrado que los transgénicos no producen más que las cosechas no transgénicas, incuso en muchos casos la producción es hasta un 25% menor que la de las variedades tradicionales de la región donde se introducen.

- Y sobre la relación entre hambre y producción de alimentos, en muchos casos los países con mayores porcentajes de hambrientos son, en realidad grandes productores de alimentos, incluso mucho mas de lo necesario para su propia población.

Para colmo de males, a esta danza de mentiras impiadosas, se ha sumado la de los agrocombustibles, que pone en competencia directa la producción de alimentos humanos, con la generación de carburantes para motores.

Reduciendo drásticamente la superficie mundial de tierras destinadas al cultivo de alimentos y encareciendo el precio de los mismos.

“La ingeniería genética es una tecnología monopolizada por un grupo pequeño de empresas y la mayor parte del mercado de semillas y agrotóxicos está controlada por tres compañías: Monsanto, Syngenta y Aventis. Éstas se comportan como dictadores de la alimentación: impiden que los agricultores ejerciten su ancestral derecho a guardar, intercambiar y reutilizar sus semillas, fuerzan a agricultores y consumidores a utilizar y consumir organismos genéticamente modificados, llevan a los tribunales incluso a quienes infringen sus patentes de manera involuntaria, socavan las bases de una agricultura social y medioambientalmente sostenible y ejercen influencia política para generar un modelo agrario en el cual los productores se sometan a sus reglas, concentrando cada vez más la riqueza en sus manos.” Según Juan-Felipe Carrasco.

El hambre en el mundo, el padecer diario de esos mas de 1.000 millones de personas, que en su mayoría son niños, no es producto de la escasez de alimentos, sino que la principal y casi única causa es la injusta distribución de la riqueza, propia del sistema económico en que vivimos. No es que no hay alimentos, sino que estas personas no tienen dinero para comprarlos o tierra y medios para producirlos por si mismos. Sin embargo, los agrocombustibles pueden inclinar mas aun la balanza de esta peligrosa ecuación.

El aumento en la producción de agrocombustibles tiene una relación directa con la cantidad de alimentos producidos a nivel mundial. Las tierras utilizadas para dar de comer a los motores son en su gran mayoría tierras originalmente destinadas a la alimentación humana y en menos medida obtenidas por la deforestación, que además contribuye a la reducción de los recursos naturales utilizados por los pobladores de la región para su nutrición.

Los intereses económicos en juego son gigantescos y las multinacionales del agronegocio se han encargado durante las últimas décadas de tejer una telaraña de dimensiones planetarias en beneficio de sus propias ganancias a costa del hambre de la población mundial.

La agricultura debe volver a manos de los campesinos, debe volver a dar trabajo digno a los cientos de millones de familias que han perdido su capacidad de autosustentarse en manos de los monocultivos transgénicos. Debe volver a su tradicional comunión con la tierra, a cuidar del suelo y del agua, de la diversidad biológica y de todos los seres vivos que habitamos este increíblemente generoso planeta.

La soja cada día esta creando más hambre en los paises en donde estan sus cultivos.

29/7/10

Preguntas ambientales

¿Creen que tomemos conciencia de la contaminación ambiental?
¿Todavía estamos a tiempo?
¿Ya no hay nada que hacer?
¿No podremos salvar a los animales en peligro de extinción?
¿Nos extinguiremos los humanos por nuestras propias causas?
¿Seguirá aumentando el calor?
¿Aumentaran los mares y nos inundaremos?
¿La tierra se sobrecalentara hasta convertirse en un planeta rojo?
¿A causa de todo eso nos tendremos que ir a vivir a la Luna o a otro planeta?

Creo que estamos a tiempo yo soy una sola persona en millones, donde puedo comenzar conmigo mismo, sé que hay personas que no les interesa pero algún día tendremos un daño que ya será irreversible.




28/7/10

Quien alimenta a quien?

Presentamos tres fragmentos de uno de los más recientes documentos de investigación del Grupo ETC, con atisbos y cifras del universo de personas, colectivos, comunidades, grupos, que reivindican el cultivar sus propios alimentos [en su sentido más vasto] en todo el mundo y que son muchos más de lo que luego suponemos. Campo y ciudad. Cultivo, recolección, animales de corral, pastoreo, caza y pesca. Este retrato contradice a una industria alimentaria que presume tener las soluciones para el hambre en el mundo.

La cadena alimentaria industrial

El modelo agroindustrial habla de una “cadena” alimentaria, con Monsanto en un extremo y Wal-Mart en el otro: una cadena sucesiva de empresas agroindustriales, fabricantes de insumos (semillas, fertilizantes, pesticidas, maquinaria) vinculadas con intermediarios, procesadores de alimentos y comerciantes al menudeo.

Noventa y seis por ciento de toda la investigación agrícola y sobre alimentos ocurre en los países industrializados y el 80 por ciento de esa investigación se ocupa del procesamiento y distribución de alimentos. En la última mitad del siglo pasado, la cadena alimentaria industrial se consolidó tanto que cada eslabón —de la semilla a la sopa— lo domina un puñado de multinacionales que trabajan con una lista de bienes de consumo cada vez más restringida, que tiene a la humanidad en peligro de desnutrición o sobrepeso.

La cadena alimentaria industrial se enfoca en menos de 100 variedades de cinco especies de ganado. Los fitomejoradores corporativos trabajan con 150 cultivos pero se enfocan en apenas una docena. De las 80 mil variedades comerciales de plantas que hay en el mercado, casi la mitad son de ornato. Lo que resta de nuestras mermadas reservas de peces viene de sólo 336 especies, que son dos terceras partes de las especies acuáticas que consumimos. Al perderse biodiversidad, el contenido nutricional de muchos de nuestros granos y hortalizas ha caído entre el 5 y el 40 por ciento, de modo que hoy tenemos que comer más calorías para obtener los mismos nutrientes que antes.

Ante el caos climático, la cadena alimentaria industrial nos impone un régimen de patentes que favorece la uniformidad por encima de la diversidad y refuerza un modelo tecnológico al que le cuesta más tiempo y dinero obtener una variedad diseñada en laboratorio que lograr cientos de variedades convencionales. En resumen, las empresas no saben quiénes padecen hambre, dónde se encuentran o qué necesitan.

El Banco Mundial y muchas agencias de desarrollo bilateral creen en la falacia de que el desarrollo agrícola puede escoger a voluntad qué eslabones de la cadena prefiere aprovechar. Esta visión es ingenua. La razón por la que empresas como Monsanto, DuPont y Syngenta (que controlan la mitad de la oferta comercial de semillas patentadas y más o menos el mismo porcentaje del mercado mundial de pesticidas) se concentran en engendrar cultivos como el maíz, la soya, el trigo y ahora el arroz es porque las grandes compañías procesadoras de alimentos, como Nestlé, Unilever, Kraft y ConAgra pueden manipular sus baratos carbohidratos como relleno (estos cuatro cultivos constituyen dos tercios del aporte calórico para los consumidores estadounidenses) y convertirlos en miles de productos alimentarios (y no alimentarios) que le “dan volumen” a mercancías más caras. A su vez, las empresas procesadoras buscan, por todos lo medios posibles, cumplir las exigencias de las grandes empresas de comercio al menudeo, como Wal-Mart, Tesco, Carrefour y Metro, las cuales demandan productos baratos, uniformes y predecibles en sus estantes y no dudan un instante en intervenir en otros eslabones de la cadena alimentaria para dictar el modo en que deben producirse los alimentos (y elegir cuáles agricultores serán aceptados)

Por medio de una cultura corporativa y mercados compartidos, algunos de los eslabones de la cadena alimentaria han desarrollado fuertes vínculos informales: por ejemplo, Syngenta mantiene una estrecha relación con Archer Daniels Midland; Monsanto con Cargill y DuPont con Bunge. (1) El modelo industrial es una cadena cargada de grilletes. Comprar en alguno de los segmentos implica comprar en todos los segmentos del modelo.

El tejido campesino de producción de alimentos

Sin embargo, el sistema alimentario dominante, durante la mayor parte de la historia y aún para la mayoría de la humanidad actual no es una cadena, es un complejo tejido de relaciones. Los alimentos se mueven en este tejido: los campesinos son también consumidores que intercambian entre sí; los consumidores urbanos son también cultivadores de alimentos propios que cultivan e intercambian sus productos; los campesinos son también, a menudo, pescadores, recolectores o sembradores de forrajes y sus tierras existen dentro de un ecosistema de múltiples funciones.

El 85% de los alimentos que se producen es consumido en la misma región ecológica o por lo menos dentro de las fronteras nacionales. Y la mayor parte se cultiva fuera del alcance de la cadena de las multinacionales.

La mayor parte de esta comida se cultiva a partir de variedades campesinas, sin utilizar los fertilizantes químicos que promueve la cadena industrial. Los campesinos crían 40 especies de ganado y casi ocho mil variedades. Los campesinos crían cinco mil de los cultivos domesticados y han aportado más de 1.9 millones de variedades vegetales a las existencias genéticas del planeta. Los pescadores campesinos recogen y protegen más de 15 mil especies de agua dulce. El trabajo de campesinos y pastores en mantener la fertilidad del suelo tiene un valor 18 veces superior al valor de los fertilizantes sintéticos que proveen las siete corporaciones más grandes del mundo en el ramo.

Los campesinos no hacen consorcios, pero están organizados. Existen 1 500 millones de campesinos en 380 millones de fincas, ranchos, chacras, parcelas; 800 millones más cultivan en las ciudades; 410 millones recolectan la cosecha oculta de nuestros bosques y sabanas; hay 190 millones de pastores y bastante más de 100 millones de campesinos pescadores. Por lo menos 370 millones de todos ellos pertenecen a pueblos indígenas. Juntos, esos campesinos son casi la mitad de la población mundial y cultivan al menos el 70 por ciento de los alimentos del planeta. Mejor que nadie, ellos alimentan a quienes sufren hambre. En 2050, para alimentarnos, necesitamos de ellos y de toda su diversidad.

Gráfica 1

70%: Los campesinos alimentan al menos al 70% de la población mundial

50% Porcentaje mundial de los alimentos producidos por campesinos

30% Porcentaje mundial de los alimentos que provienen de la cadena alimentaria industrial

12.5% Porcentaje mundial de los alimentos que proviene de la caza y recolección

7.5% Porcentaje de los alimentos que producen campesinos habitantes de ciudades

Los productores de alimentos en pequeña escala son aquellos hombres y mujeres que cultivan y cosechan alimentos y también frutos de los árboles, lo mismo que ganado, pescado y muchos otros organismos acuáticos. Entre ellos se incluye a los pequeños propietarios campesinos, a los granjeros y ganaderos familiares, a los pastores sedentarios o nómadas, a los pescadores artesanales y a los campesinos y jornaleros sin tierra, a los jardineros y hortelanos, a los pobladores de bosques, a los campesinos indígenas, a los cazadores y recolectores, así como a todos los usufructuarios en pequeña escala de los recursos naturales para producir alimentos. —Michel Pimbert. (2)

Campesinos: la cuenta en detalle

Mientras que los especialistas en estadística piensan en términos de una población de más o menos 1 500 millones de agricultores en pequeño (campesinos), la cifra más realista se aproxima al doble, si se considera plenamente a quienes cuidan hortalizas y crían animales en las urbes, a los pastores nómadas, a los pescadores y a la gente que cuida los bosques del mundo. Quienes tienen huertos en las ciudades con frecuencia se desplazan entre el campo y la ciudad y los pescadores también siembran. He aquí un cálculo diferente.

Agricultores

De los 450 millones de establecimientos agrícolas, 382 millones (85%) tienen una extensión de 2 hectáreas o menos y las estadísticas se refieren a sus poseedores como pequeños propietarios o campesinos.(3) Casi 380 millones de estas fincas agrícolas están ubicadas en el Sur global, y al menos 1 500 millones de personas (cuatro por finca) viven en ellas.(4) Es significativo que 370 millones (5) son campesinos indígenas en por lo menos 92 millones de pequeñas fincas o rancherías. En total, es probable que los campesinos posean bastante más que la mitad de las tierras de cultivo del mundo. De las 1560 millones de hectáreas globales de tierras arables para cultivos estacionales o permanentes (muchos países clasifican como “campesinos” a quienes poseen 5 hectáreas o menos de tierra), los campesinos poseerían cerca de 764 millones de hectáreas y no menos de 225 millones de hectáreas estarían en manos de grandes agricultores.(6) Los agricultores medianos estarían en posesión de 571 millones de hectáreas (con un promedio de 36.8 hectáreas por cada uno).(7) Algunos investigadores incorporan las “fincas” campesinas con una extensión inferior a 0.1 hectáreas por persona. La inclusión de estos campesinos casi sin tierra a los cálculos de la productividad distorsiona fuertemente la productividad real de las unidades campesinas.

Pastores

Cerca de 640 millones de campesinos crían animales, más unos 190 millones de pastores nómadas crían ganado para su propio consumo y el de los mercados locales.(8) Como los pastores están en continuo movimiento y de manera rutinaria atraviesan fronteras nacionales, rara vez se les incluye en los cálculos sobre la seguridad alimentaria.

Pescadores

Existen en el mundo entre 30 y 35 millones de pescadores, pero probablemente más de 100 millones de campesinos están involucrados en actividades pesqueras, en el procesamiento y en la distribución de un volumen que asciende a cerca de la mitad del pescado capturado en el mundo para el consumo humano directo (unos 30 millones de toneladas métricas).(9) Estas cifras, sin embargo, sólo hablan de la producción campesina para el mercado y no de las actividades de pesca y acuacultura realizadas por los pueblos indígenas, los campesinos rurales y urbanos fuera del mercado. En total, 2 900 millones de personas obtienen 15% o más de sus proteínas de especies marinas o de agua dulce. En los países más pobres, el 18.5% de las proteínas son provistas por pescadores artesanales de pequeña escala o de autosubsistencia.(10) A diferencia de la mayoría de las empresas industriales de pesca y de los barcos-fábrica que surcan los océanos en busca de especies para fabricar alimento animal, los pescadores artesanales se concentran sobre todo en pescado para el consumo humano.

Gente que cuida huertos urbanos

Antes de la actual crisis alimentaria, se estimaba que unos 800 millones de personas estaban involucradas en la agricultura urbana. De éstas, 200 millones producen alimentos primordialmente para los mercados locales y logran dar empleo permanente a cerca de 150 millones de miembros de sus familias. En promedio, las ciudades del mundo producen casi un tercio de su propio consumo alimentario.(11) En tiempos de altos precios de los alimentos, las actividades de agricultura urbana y periurbana, así como de la cría de animales en traspatios, se incrementa significativamente.

Cazadores y recolectores

No es posible cuantificar la proporción del abasto alimentario proveniente de los bosques, las orillas de los caminos y carreteras y otras tierras “marginales”. Lo que sí sabemos es que al menos 410 millones de personas viven en (o junto a) zonas boscosas y de ellas obtienen muchos de sus alimentos y formas de vida. En total, 1 600 millones de personas obtienen una parte de sus alimentos y otros materiales necesarios para la vida de los bosques del mundo.(12) www.ecoportal.net

Esto es lo que cada día preocupa más por la situación que crea HAMBRE Y MÁS HAMBRE....

La contaminación constituye uno de los problemas más serios


La contaminación atmosférica… Un problema

La contaminación de la atmósfera se ha incrementado notablemente en los últimos años y constituye uno de los problemas más serios que enfrenta el ser humano. Ya no es una cuestión circunscripta a algunos lugares, el viento se ha encargado de convertirlo en un problema global. Hoy, el humo expulsado de los autos, colectivos y camiones, los procesos industriales, los sistemas de calefacción y hasta el humo de los cigarrillos se juntan para contaminar el aire que respiramos.

La atmósfera es esencial para la vida por lo que sus alteraciones tienen una gran repercusión en el hombre y otros seres vivos y, en general, en todo el planeta. Es un medio extraordinariamente complejo y la situación se hace todavía más complicada y difícil de estudiar cuando se le añaden emisiones de origen humano en gran cantidad, como está sucediendo en estas últimas décadas.


La contaminación de la atmósfera se ha incrementado notablemente en los últimos años y constituye uno de los problemas más serios que enfrenta el ser humano. Ya no es una cuestión circunscripta a algunos lugares, el viento se ha encargado de convertirlo en un problema global. El problema de la contaminación atmosférica comenzó hace aproximadamente 200 años con la Revolución Industrial. Hoy, el humo expulsado de los autos, colectivos y camiones, los procesos industriales, los sistemas de calefacción y hasta el humo de los cigarrillos se juntan para contaminar el aire que respiramos provocando una gran parte de las enfermedades respiratorias.

El aire que respiramos está compuesto por 78% de nitrógeno, 21% de oxígeno, 0.093% de argón y una porción de vapor de aire, cuando hablamos de contaminación del aire, nos referimos a la alteración de esta composición, producida por causas naturales o provocadas por el hombre, las primeras no se pueden evitar, pero las segundas, es nuestra obligación evitarlas. Las fuentes que provocan la contaminación del aire se clasifican en fijas que son toda instalación establecida en un sólo lugar que tenga como finalidad desarrollar operaciones y procesos industriales, comerciales y fuentes móviles, que son todo equipo o maquinaria no fijos, con motores de combustión y similares que con motivo de su operación generan emisiones contaminantes a la atmósfera.

Nuestra actividad, incluso la más normal y cotidiana, origina contaminación. La actividad contaminante introduce ciertos desequilibrios en los ciclos biogeoquímicos (carbono, nitrógeno, oxígeno, azufre, fósforo, entre otros) lo que puede llegar a provocar reacciones de consecuencias impredecibles ya que puede dañar la salud de las personas y afectar a la vida de las plantas y los animales. Pero, además, los cambios que se producen en la composición química de la atmósfera pueden cambiar el clima, producir lluvia ácida o destruir el ozono, fenómenos todos ellos de una gran importancia global. En los seres humanos provoca problemas cardiovasculares, conjuntivitis, enfermedades bronquiales, cáncer pulmonar, cáncer en la piel, problemas de visión, enfermedades en la sangre, problemas en el desarrollo mental de los nonatos, entre otros. Se entiende la urgencia de conocer bien estos procesos y de tomar las medidas necesarias para que no se produzcan situaciones graves para la vida de la humanidad y de toda la biosfera.


Aproximadamente la mitad de la población mundial vive en aglomeraciones, y se espera que esta proporción aumente en dos tercios para el año 2030, según estimaciones de las Naciones Unidas. El fenómeno de las partículas en suspensión es un problema importante en las grandes ciudades. La contaminación atmosférica está alcanzando niveles preocupantes en las grandes ciudades de Asia y de Sudamérica, donde más de dos millones de personas mueren cada año debido a sus consecuencias.

En un país industrializado la contaminación del aire procede, más o menos a partes iguales, de los sistemas de transporte, los grandes focos de emisiones industriales y los pequeños focos de emisiones de las ciudades o el campo; pero no debemos olvidar que siempre, al final, estas fuentes de contaminación dependen de la demanda de productos, energía y servicios que hacemos el conjunto de la sociedad.

En Argentina hay una ley N° 20.284 de 1973 que marca claras exigencias en cuanto a la calidad del aire y los máximos de cada gas que pueden emitir los tubos de escape, pero no ha sido nunca reglamentada, apelando a los decretos 692 y 2254 la Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable estableció los límites de expulsión de gases tóxicos de vehículos a nafta y diesel. Aunque la rectificación obligatoria, necesaria para hacer cumplir estas leyes, aún no está en vigencia.

En muchas partes del mundo se están realizando esfuerzos, con éxito variable, para combatir las causas de la contaminación atmosférica y su corolario de efectos devastadores para los habitantes de este planeta. Las sustancias que contaminan el aire causan cada vez más trastornos patológicos específicos y no específicos. La mayoría de las causas de la contaminación del aire se pueden prevenir si la gente es consciente de las consecuencias de sus acciones y si hacen algo positivo al respecto.

Una forma de prevenir sería la medición en los focos emisores y los niveles de inmisión. Ambos valores dependen uno del otro aunque se alcancen luego de complejos procesos. En el caso de las viviendas, estas liberan sobre todo anhídrido sulfuroso (SO2) y monóxido de carbono (CO). El cambio que se ha efectuado para disminuir la emisión de estos gases se basa en la sustitución de las calefacciones individuales por las centrales y las de carbón por las de gas natural que es más limpio. También es importante que las instalaciones de calefacción se mantengan en buen estado; esto incrementaría un ahorro energético y disminuiría los gases. El tráfico automotor está considerado como el responsable de las principales emisiones de dióxido de nitrógeno (NO2), nitratos (NO3), monóxido de carbono (CO) y de algunos compuestos orgánicos volátiles. Para disminuir la cantidad de estos gases en la atmósfera se utilizan catalizadores o mediante una combustión a bajas temperaturas. Una de las medidas que se ha tomado es la utilización de gasolina sin plomo, que ha reducido visiblemente la contaminación debida a este elemento. En el caso de la producción de energía, las centrales eléctricas que funcionan con carbón son las responsables de las emisiones de dióxido de carbono (CO2). Entre los humos de escape de estas centrales se puede encontrar anhídrido sulfuroso (SO2), que puede ser retenido por un absorbente y utilizado posteriormente para la producción de acido sulfúrico. Un uso racional de la energía eléctrica supondría un ahorro en su producción y, por tanto, una disminución en la contaminación atmosférica.

¿Cuál es el costo de reducir la contaminación atmosférica y mantener la calidad del aire? ¿Vale más la comodidad de unos pocos que la salud de todos?


Para tener un aire más limpio, es necesario que contribuyamos a mejorar nuestro entorno, la naturaleza es de todos y está en nuestras manos el conservarla para legar a nuestros hijos un ambiente sano. Lo concreto y real es que sólo una profunda reestructuración de las empresas fabriles, del tránsito automotor y del mismo estilo de vida de los grandes conglomerados humanos permitirá alentar alguna esperanza sobre el futuro de la Tierra. Sólo queda que las empresas pongan un poco de voluntad, para así poder frenar la contaminación; ya que estamos viendo que el mundo se destruye delante de nuestros ojos... Si esto se cumple, acaso nuestros descendientes gocen los beneficios de una vida más armoniosa y prolongada.

La minería de carbón español tiene los días contados

La Comisión Europea ha cortado por lo sano. Por una vez la racionalidad ambiental y los intereses colectivos parecen haber vencido. El clima, los sistemas vivientes y la ciudadanía, ganan.

Ha fracasado la insensata apuesta de Zapatero a favor de dar continuidad a los masivos subsidios a la no rentable y muy contaminante actividad minera del carbón para la producción de electricidad en España, unas subvenciones que según la misma Unión Europea debían terminar a finales de este año 2010. Contrariando la propuesta del Comisario Almunia que pretendía extender las ayudas al carbón hasta el 2023, la Comisión Europea ha apostado por permitir la ayuda estatal solo hasta el 2014 y bajo unas estrictas condiciones que obligan al cierre de toda la minería europea económicamente deficitaria. Es decir, el cierre de todas las empresas mineras del carbón que en España absorben de las arcas públicas las exhorbitantes cifras de unos 85 mil euros al año para mantener a cada minero empleado. Ahora la UE solo permitirá la ayuda estatal al carbón para el proceso de desmantelamiento y rehabilitación de las minas. Este es el compromiso alcanzado en medio de una agria tensión, debido a que otros Comisarios querían establecer inmediatamente una radical supresión de las subvenciones al carbón por parte de los estados miembros.

También ha quedado totalmente fuera de juego el "Real Decreto Español" ideado por el ministro Sebastián, que pretende impulsar la quema de "carbón nacional" y compensar a las empresas térmicas españolas con primas económicas para que lo compren y quemen con precios fijos y con la garantía de colocación de la electricidad que produzcan. Con esta contundente posición contra las subvenciones a los empresarios del carbón adoptada por la Comisión Europea, pierde toda credibilidad y fuerza no solo el Real Decreto de ayudas económicas a las térmicas de carbón, sino todo el frente pro-carbón en España. Se malogra su desesperada búsqueda de apoyos europeos, y cae por los suelos la legitimidad de las demandas de más y más subvenciones al sucio carbón por parte de los sindicatos UGT y CCOO, los partidos PP, PSOE e IU, la patronal minera y el mismo gobierno de ZP. La falsa retórica sobre el supuesto valor estratégico y de seguridad del carbón "nacional" dentro del mix eléctrico español no ha convencido en Bruselas. En la reunión de Comisarios ni siquiera se ha llegado a discutir la delirante propuesta española de alargar los plazos para poder continuar con las inyecciones de dinero público a las extracciones mineras. La política de reflotar año tras año esta actividad empresarial inviable económicamente entra en conflicto frontal con la filosofía y contenido del nuevo marco europeo sobre el carbón, que aboga por la libre competencia y el fin de la protección de la energía extraída del carbón, ambientalmente muy destructiva de ecosistemas locales y muy contaminante del clima común.

Sin embargo, la decisión adoptada por la Comisión europea no es formalmente definitiva, y este es un aviso para no bajar la presión por parte de los intereses ambientales y ciudadanos en juego. Un nuevo marco de regulación del carbón en Europa se ha de concretar en los próximos meses ya que el reglamento actual del carbón prohibe las subvenciones al carbón después del 31 de diciembre el 2010. Todavía el Consejo Europeo, es decir, los 27 estados miembros de la Unión Europea, debe refrendar la propuesta adoptada por la Comisión Europea.

De momento, podría ser que España y Alemania se opongan a la propuesta anti-carbón de la Comisión Europea, y podrían intentar juntarse con algunos otros países mineros como son Rumanía, República Checa y Hungría, para formar "una minoría de bloqueo" dentro del Consejo Europeo, y con ello intentar paralizar una posible nueva ley europea que cuente con el apoyo mayoritario de los estados miembros de la UE. Para conseguir obstruir la aplicación de la nueva norma aprobada por la Comisión Europea, el gobierno español puede intentar aprovecharse del hecho de que el sistema de voto mayoritario en el Consejo Europeo y establecido por el Tratado de Lisboa aún no se aplica, ya que el Consejo de Ministros ha decidido regirse hasta el 2014 por la norma de "mayoría cualificada" establecida por el Tratado de Niza para las votaciones en su seno.

El debate sobre las subvenciones a la minería de interior y a las extracciones de los cielos abiertos también alcanzará al Parlamento Europeo, que tendrá que pronunciarse sobre el futuro del carbón en Europa. Siguen en alto las espadas de la confrontación entre el gran negocio para algunos empresarios mineros y la salud ecológica común y colectiva.
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